Los tiempos cambian. Los formatos y los soportes, también. Ese parece ser el aprendizaje involuntario de muchos consumidores de música y cine que, lentamente, ven cómo los reproductores de su contenido favorito han entrado en desuso y quedan obsoletos frente al paso del tiempo y la llegada de nuevas tecnologías.

No se trata ahora de analizar el devenir del casete o la revalorización del vinilo. Esta vez, el objeto tiene que ver con algo mucho más cercano en el tiempo: el CD y el DVD.

Algún tiempo atrás, un equipo de música con compactera cuádruple o quíntuple, era un electrodoméstico convencional en cualquier hogar. Hasta no hace mucho, un reproductor de DVD ocupaba un lugar casi obligado debajo del televisor, hoy la realidad es otra. Y basta recorrer algunas de las grandes casas de artículos para el hogar para dar cuenta de cómo se instaló el cambio de costumbres.

Oferta, ¿hasta cuándo?
En Garbarino, Frávega o Musimundo se repite el mismo panorama. Si se le consulta por un reproductor de CD a alguno de los vendedores dedicados a la parte de audio, la respuesta automática será una mueca. Inmediatamente, la última oferta en parlantes portátiles será tema obligado de charla. La posibilidad de reproducir a través de un puerto USB o vía Bluetooth son los atractivos principales de estos pequeños sound systems cargados de luces y potencia en materia de graves.

Algo similar sucede con los DVD, que deben pelear contra las plataformas de contenido on-demand y su alcance cada vez mayor. "Creo que quedaba uno Noblex", le apunta un vendedor a otro en Musimundo. "Tengo uno Panasonic en el depósito", comenta la persona que atiende la consulta en Frávega. "Nada", contestan casi instintivamente en los otros locales.

"Una vez por mes pueden llegar a preguntar por un DVD", se sincera el empleado de Musimundo, que eleva la frecuencia a "uno por semana" cuando se le consulta por un reproductor de ese antiguo objeto llamado CD. En todos los casos, este tipo de pedidos están relacionados con "gente grande", acostumbrada a ver y escuchar en formatos físicos.

La web de todas esas franquicias arrojan algunos resultados algo más alentadores. No obstante, la oferta en stock muestra que aquellos dispositivos que funcionan sin depender de un disco para "leer" son los más promocionados y, también, los más reseñados por los compradores online.

En la página de Garbarino, de las 27 opciones que arroja la búsqueda de "equipos de música", 16 incluyen reproductor de CD, pero sólo nueve lo tienen como su función principal. El resto son las denominadas "torres", que tienen como atractivo principal la portabilidad, el hecho de ser una pieza única y la posibilidad de acceder a juegos interactivos. Por su parte, el sitio de Musimundo registra 31 equipos de audio, con 20 que pueden reproducir CD. Frávega tiene 15, y todos incluyen la función del CD. Megatone tiene cuatro equipos de audio (todos con reproductor de CD incluido) pero tiene una sección diferenciada de "parlantes", que alcanza los 90 modelos.

En cuanto a la oferta de lectoras de DVD, en Garbarino ni figuran en el listado de productos y su lugar ha sido tomado por la categoría "streaming y reproductores multimedia". En el caso de Frávega, los DVD siguen siendo parte de la oferta, pero hay sólo cuatro en existencia. Megatone registra dos modelos y Musimundo, tres. Lo curioso es que en la mayoría de las "torres" de sonido que se ofrecen, la opción de reproducir DVD (incluida en buena parte de los equipos) es vista como un accesorio diferencial, asociado al entretenimiento familiar.

Nueva era, viejas reliquias
"Estoy considerando hacer un curso de reparación", dice con sarcasmo Marcelo "Palo" Cáceres, quizás la última gran referencia en materia de disqueros de la ciudad. Lado B, el reducto de Tucumán casi esquina 9 de Julio, sigue siendo la tierra prometida para quienes buscan hacerse de música e imágenes en términos tangibles, más allá de las bondades del streaming.

Allí, las consultas sobre dónde comprar y arreglar equipos de música y lectores de DVD llegan frecuentemente. Todo un síntoma que habla de un círculo vicioso en cuanto a consumo cultural, en el que la baja en la demanda en materia de soportes físicos se retroalimenta con la cada vez más escasa oferta de reproductores.

"Lo que percibo es que la gente no puede disfrutar de lo que tiene, y cree que es fácil conseguir equipos como antes", precisa Cáceres, que tiene en stock miles de títulos en CD y DVD pero ha tenido que complementar su negocio con accesorios de audio y ropa. Lo que antes era un complemento hoy pasó a ser el 50 por ciento de su facturación. Un dato que vale como muestra: DBN, la mayor distribuidora de discos a nivel nacional, hoy incluye en su catálogo mochilas, cuadernos y agendas.

Dónde hacer el "service"
Eduardo Bustos tiene el local Tekno Service en la Galería Norte. "Hace 30 años que hago esto, he vivido todas las etapas. Así como se fue muriendo el casete o el magazine, hoy el CD o el DVD casi no se ven. Hasta el USB ya pasó, lo que se usa es el teléfono y el Bluetooth", asegura. Bustos indica que el suyo es uno de los 20 talleres que quedan en Córdoba y que buena parte de su clientela busca arreglar compacteras o reproductores por un valor afectivo. "La baja es total", dice en relación a arreglos relacionados a reproductores de formatos físicos.

Jorge Pasetti, que atiende el local CD Norte en la misma galería, es un poco más optimista. "Por suerte sigue habiendo laburo, más de lo que imaginarías", admite. Pero sabe que su negocio es una referencia dentro del rubro de arreglos en materia de electrónica. "Me mandan gente de los locales grandes porque saben que acá tenemos siempre cosas que van entrando", dice, mientras saca a relucir una compactera Philips de comienzos de la década de 1990.

En su caso, los reproductores de CD y los tocadiscos llegan en cantidades similares, aunque en sus bateas exhibe muchos más vinilos que discos compactos. Lo que casi no recibe son reproductores de DVD. "Muy poco", dice, y menciona la palabra clave relacionada a la desaparición casi total del formato: "Netflix".

Marcos Aparicio, que también tiene un negocio de servicios de electrónica pero en barrio San Martín, adjudica a los servicios de streaming y al contenido on-demand el cambio obligado que tuvo que hacer en su dinámica de trabajo. De arreglar minicomponentes y reproductores, entre otros electrodomésticos, pasó a concentrarse en teléfonos celulares y televisores "inteligentes".

Más CD que DVD. Jorge, de CD Norte, dice que aún hay trabajo para arreglar reproductores de CD.

"Se arreglan cada vez menos. Antes un lector de CD o DVD tenía la mitad del costo del aparato, valía la pena. Hoy los repuestos no se consiguen. Si se te rompe la lectora, chau reproductor. Los que siguen trayendo es porque tienen alguna conexión especial con eso", resume.

Por aquellos nostálgicos que persisten en la idea de reproducir discos y películas, varios negocios de reparación siguen existiendo. Incluso algunos míticos como el de Sarmiento casi Maipú, que en su puerta exhibe su rubro ("Service TV, Audio, CD") junto a marcas históricas como Pioneer, Technics, Grundig o Aiwa. Allí, según cuenta "Palo" Cáceres, llevan sus equipos algunos de los audiófilos más obsesivos de Córdoba y alrededores.

El disquero también menciona el caso de fanáticos de la música que viven en el interior, en zonas donde la conexión a internet no es óptima para consumir vía streaming. Para ellos, un equipo que pueda reproducir CD es la única forma de contacto con su pasión. Sin embargo, el avance tecnológico seguramente haga de estos ejemplos algo cada vez menos común.

Cómo fue la vida útil de cada tecnología:
- Gramófono. Fue el dispositivo más común para reproducir sonido desde su invención, en 1887, hasta 1950, cuando apareció el disco de vinilo de 33 RPM.

- Tocadiscos. Fue inventado en 1925 y se popularizó a mediados de la década de 1950, con la aparición de los "combinados", que incluían radio. En 1990 cayeron en desuso, pero a comienzos de la década de 2010 recuperaron su popularidad entre fans de la música.

- Radiograbador. El soporte más popular para reproducir cassettes surgió a finales de la década de 1970, cuando el formato se volvió casi tan popular como el vinilo. Su impacto fue enorme, sobre todo en años de surgimiento de las FM en Argentina. Hasta fines de 1990 siguieron siendo electrodomésticos comunes de encontrar.

- Reproductor de CD. El disco compacto surge en el mercado en 1980, pero se populariza entre fines de la década de 1980 y comienzos de la de 1990. Las compacteras y los minicomponentes dominaron esa década. Desde 2000, año en el que se alcanzó el pico en la venta de CDs, el consumo se fue diversificando y los reproductores dieron lugar a equipos de música y sistemas de sonido con capaces de leer archivos digitales.

Opinión: Rehén de la incertidumbre, por Germán Arrascaeta
"Tengo miles de CD y un solo artefacto para hacerlos sonar. Es un reproductor de DVD, conectando a un equipo que también reproducía el formato y que ahora sólo puedo usar como amplificador. La razón de este montaje es muy simple: en esta historia hay un lector láser que dijo basta hace bastante tiempo.

La posibilidad de arreglarlo siempre estuvo ahí, claro, pero la certeza de que ya no tiene sentido me ha inmovilizado. Tanto como el hecho de que me he adaptado sin problema a las nuevas formas de consumo de música. Conecto el teléfono a ese mismo equipo y que se exprese mi cuenta Premium de Spotify. O voy a la habitación en la que dispuse una bandeja para pinchar una respetable y creciente colección de vinilos.

Ahora bien, ¿qué pasaría si ese DVD dejara de funcionar? Intentaría comprar un nuevo reproductor, siempre y cuando el mercado tenga en stock. Pero aun consiguiéndolo, por momentos me atravesaría la incertidumbre de qué hacer con los millares de discos físicos distribuidos en varias bibliotecas.

Si bien todo parece indicar que el formato quedará obsoleto, y aun admitiendo que ya no me interesa seguir acumulando, no me imagino tirando o regalando discos. En otras palabras, no me imagino cumpliendo con el método de Marie Kondo.

Es que el CD es el formato de la industria discográfica que me pegó de lleno como amante de la música. Fue el que me encontró como parte de una población económicamente activa, tanto en su aparición para relevar al casete como en su inminente desaparición por el imperio de las plataformas de streaming.

Por ende, le debo respeto y fidelidad. E inversión de sentido y locura como el gran fetiche que es: una cajita cercana al cristal que revela un sonido de altísima fidelidad que ha perdido en términos de "buena prensa" ante la recuperación del vinilo y la posibilidad de apreciar la música en una dimensión más orgánica."


Y ya que hablamos de recuperaciones, ese es el camino que queda: cuidar el material y esperar por un revival que lo revalorice. Si el vinilo pudo, ¿por qué el CD no?, concluyen desde La Voz Del Interior.


[Solo los usuarios registrados pueden ver los links. ] :